Dos hombres y una mujer fueron detenidos como sospechosos de formar parte de una banda de narcotraficantes que operaba en la villa 31, en el barrio porteño de Retiro. Esa organización criminal era comandada desde la cárcel por un hombre condenado por el crimen de una mujer que se había opuesto a la relación de su hija de 11 años con del jefe narco.
Fuentes policiales precisaron que las detenciones se lograron tras doce allanamientos en los que además se decomisaron marihuana, cocaína, pasta base y 40.000 pesos. De acuerdo con la investigación, la banda era dirigida desde un penal por Cosme Báez, de 31 años, nacionalidad paraguaya y condenado a prisión perpetua por haber mandado asesinar a Serafina López.
Báez fue condenado en octubre del año pasado por el Tribunal Oral de Menores (TOC) Nº 3 de la ciudad de Buenos Aires por considerarlo responsable de planear el asesinato de López y de enviar a dos menores a cometer ese homicidio el 14 de noviembre de 2014. Del crimen también participaron dos hijas de la víctima, de 11 y 16 años, quienes fueron convencidas por Báez para que dejasen ingresar en la casa a los dos sicarios.
Luego de la detención de Báez, en diciembre de 2014, un hombre señalado como “el Gordo Miguel”, de 42 años, ocupó el lugar de jefe en la denominada banda de Los Paraguayos y tomó el control de la venta de drogas en la villa 31.
Además, “el Gordo Miguel” mantuvo los contactos con la familia de Báez, quienes se encontraban en Paraguay y eran los proveedores de marihuana.
Fuentes policiales informaron que desde Paraguay eran enviados cargamentos de esa droga en el equipaje de menores, quienes ingresaban en la Argentina en ómnibus de larga distancia.
En tanto, la cocaína y la pasta base eran trasladadas desde Perú por un grupo de personas que fueron detenidas en las últimas semanas tras un operativo realizado por efectivos de la Gendarmería.
Construcción de casas
La investigación realizada por el juzgado a cargo de Sergio Torres comprobó un total de 1400 operaciones de ventas de droga en la villa 31, con un promedio superior a las 93 transacciones diarias.
Los voceros señalaron a Télam que, con el dinero recaudado por la venta de estupefacientes, “el Gordo Miguel” ordenaba la construcción de viviendas en la villa 31, algunas de las cuales fueron entregadas a integrantes de la red criminal.
El operativo fue llevado adelante por efectivos de la División Narcocriminalidad de la Policía de la Ciudad, junto con la División Delitos Complejos y la División Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM), en la villa 31.
Fuente: La Nación