Entrevista a la Dra Huczek acerca del Master en Técnicas de Litigación Penal y Civil

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”, ha dicho el abogado, pensador y político Mahatma Gandhi. En estos tiempos difíciles de líderes borrosos y valores frágiles, todavía hay quienes se animan a encarnar el cambio abriendo nuevos caminos. Son guías silenciosos que atraviesan el mundo con valentía y convicción, dejando las huellas necesarias para que futuras generaciones puedan seguir sus pasos. La Dra. Déborah Huczek, titular del Estudio Integral INA, es una hacedora de cambios. Una profesional de campo, en movimiento y acción. Una abogada que prefiere entablar batalla con palabras justas y necesarias, eligiendo por momentos el camino más difícil, que para ella es el único posible. Huczek obtuvo en agosto de 2015 el título de Máster Cum Laude (Diploma de Honor) en Técnicas de Litigación Civil y Penal de la Universidad de California, Estados Unidos. Es la primera y única argentina con este título. En esta nota, nos cuenta acerca de su experiencia.

– ¿Cómo surgió en usted la idea de realizar este Máster?

– Siempre siento la necesidad de perfeccionarme en mi carrera. En un momento, ya habiendo terminado la especialización en Derecho Penal en la UBA, sentí un llamado que me indicaba que debía seguir estudiando aquello que más me gusta de la Abogacía y lo que más falta en este país, y me propuse ser especialista en Juicio Oral.
Ya había realizado varios cursos tanto en el país como en Estados Unidos, y era realmente lo que más me apasionaba. Así es que, a los pocos meses se ofreció por primera vez en la historia, la posibilidad para que abogados latinoamericanos pudieran estudiar y obtener el título de Máster en Técnicas de Litigación Civil y Penal. Fui una de las 34 seleccionadas para cursar, estudie duramente y finalmente obtuve la titulación.
Pienso que los sistemas legales son obsoletos y anticuados, no solucionan el problema de la gente y cuando lo hacen llegan demasiado tarde. Es necesario cambiar la cultura de los operadores del derecho y principalmente de los abogados. De ahí la importancia de dejar atrás el sistema escrito e implementar el sistema oral, que garantiza no sólo rapidez sino además inmediación e imparcialidad del juzgador. Hoy me siento absolutamente capacitada para liderar ese cambio y colaborar en su implementación.

– ¿En qué consistió el Máster que realizó?

– Durante la cursada hemos aprendido el derecho norteamericano, su constitución, reformas y enmiendas. La forma de gobierno, el valor de las instituciones y la importancia de la ley. Por sobre los hombres está la ley, esto está muy arraigado en su cultura.
También he aprendido cómo defender los derechos constitucionales de los ciudadanos frente al atropello del poder, derecho civil federal americano, las tan famosas cuestiones de competencia, cómo presentar válidamente demandas internacionales, promociones, entre otros temas.
Las Reglas Federales de Evidencia tanto civil como penal, siendo esto uno de los temas más apasionantes realmente.
La duración del Máster fue de un año, hubo dos fases presenciales (inicio y cierre) y luego cursada online. Con obligación de ver videos de clases pre grabados de cada materia y exámenes parciales cada semana, finales y la presentación en vivo y envío de videos, promociones escritas y orales cada semana.

– ¿Qué es lo que más valora de esta experiencia?

– Valoro la práctica que adquirí. El dictado de las clases ha sido oral, lo cual me obligó a exponerme a la crítica y perfeccionarme.
Además me permitió obtener claridad en el delineado de objetivos tanto a nivel empresarial como profesional.
Formé mi propio sistema de defensa oral, el cual ya estoy aplicando en las defensas y exposiciones frente a nuestros jueces. Es muy efectivo, por ser firme, integral y persuasivo.
Combato el hecho de que el abogado crea que por hablar más habla mejor, o sabe más. El efecto es precisamente el contrario. Aplico el arte de hablar lo justo, necesario y alineado a mi personalidad y mis convicciones de justicia.

– ¿Cómo le resultó a nivel académico y a nivel humano?

– He aprendido de mis Maestros estadounidenses, que la práctica vale más que la teoría, y que estamos para interceder en la solución de conflictos. No somos los protagonistas de la historia, sino una herramienta sumamente valiosa para lograr el objetivo de Justicia.
Maestros inmensamente humildes y comprometidos con su trabajo.
En lo personal me permitió conocer un nuevo modelo, un sistema que acorta los tiempos y es mucho más efectivo.
Por otra parte intercambiamos conocimientos con abogados de todo Latinoamérica y Estados Unidos, lo cual agrega un plus incalculable.

– Citándola en un comentario, dice usted que tuvo la oportunidad de sentirse abogado como siempre imaginó. ¿Cómo sería esa abogada que siempre se imaginó ser?

– Una abogada que se exprese de manera firme y que sea implacable en la defensa de los derechos de sus clientes. Que sea persuasiva. Una abogada con todas las letras, que tenga agilidad mental para replicar los argumentos de su adversario, que analice y gestione su trabajo inteligentemente, que se oriente conforme su teoría del caso. Una abogada de campo, no solamente de escritorio.
EL derecho es algo práctico, no es estático con lo cual es fundamental trasladarse al lugar de los hechos.
La importancia de descubrir la verdad de los hechos es lo más destacado del sistema oral. Ser parte de un sistema de justicia transparente, con jueces que den la cara, que se humanicen frente al caso y a las personas que lo componen. Que no sólo sepan leyes sino que además sepan aplicar esas leyes sin perder de vista el sentido común.
Destaco de mi aprendizaje en el Máster, que cumplí el objetivo de ser esa abogada que siempre quise ser: perfeccionista, responsable, aplicada y hábil.

¿Cómo influye en la dinámica del Estudio INA este título logrado?

Nos brinda la posibilidad de estar al frente del armado estratégico de las causas, ser especialista en Juicio oral. Tener un método dinámico de aplicación y enseñanza.
Como titular del Estudio INA, el hecho de ser una abogada internacional al servicio del cliente es sumamente valioso, puesto que estoy a cargo de la organización integral de mi equipo de trabajo.
Mi intención es que nuestros clientes disfruten de manera directa de este beneficio, mi capacitación casi exclusiva marca una gran diferencia incluso respecto al trato que les brindo y a la visión que les puedo ofrecer de su propio caso. Mi proyecto es además matricularme como abogada en los EEUU, lo que permitirá nuestros clientes controlar sus cuestiones jurídicas, empresas y proyectos de manera tripartita (Argentina, EEUU y China).

– ¿Cómo cree que podrá implementar los conocimientos adquiridos en el actual sistema legal de nuestro país?

– En virtud de mi Maestría podría y estoy dispuesta a participar en la implementación de los cambios en el sistema Penal, tanto en la capacitación de operadores del derecho en ámbitos público y privado, como en la colaboración para que dicha implementación sea efectiva.
Tengo un mensaje claro para transmitir: la transparencia e inmediación de los sistemas es la base para lograr una ciudadanía más comprometida y que confíe en sus autoridades.

– ¿Cómo seguirá especializándose al respecto?

– En lo inmediato, aspiro a obtener Matricula de EEUU para ser asesora legal especialista en Derecho extranjero. Y luego matricularme para poder litigar en Materia Federal y en algunos estados de EEUU. para el beneficio de mis clientes que tengan intereses en aquel país.

A partir del Máster se abren nuevas posibilidades: organizar mi propia empresa de litigación, ser capacitadora de otras instituciones y colaborar efectivamente en la implementación de los nuevos sistemas en todo Latinoamérica.
Voy a proponer que dichos cambios se extiendan a las otras áreas del derecho. Urge un cambio en la litigación civil, con expedientes que demoran diez años en resolverse, papeles que van y vienen, una Justicia aletargada que termina en injusticia.

Dijo Gandhi, ““Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.
La Dra. Huczek decidió ser ese cambio.

Buenos Aires, 17 de Octubre 2015
por Gisella Lifchitz